viernes, 22 de enero de 2010

Heliesquí

Quien se atreva con el Heliesquí no sólo podrá disfrutar de paisajes únicos desde el helicóptero, sino que tendrá el gran privilegio de descender por vertientes poco accesibles, cambiando totalmente la rutina de las pistas por pendientes desconocidas en las que los reflejos e imaginación del esquiador jugarán un importante papel. Sin lugar a dudas, el Heliesquí sintetiza la idea de libertad para cualquier esquiador: la posibilidad de que cada descenso se convierta en una experiencia única.

La jornada de heliesquí debe comenzar como mínimo el día anterior, y es que si es importante conocer las características meteorológicas de la zona en cualquier día de esquí, cuanto más si lo que tenemos pensado es deslizarnos por zonas vírgenes en alta montaña. Las características de la nieve pueden variar enormemente de un día a otro y, por supuesto, ir prevenido siempre es recomendable. Cuando por fin llegue el día, lo primero de todo será tomar las fuerzas que con seguridad nos serán necesarias, lo haremos por medio de un consistente desayuno. Debemos ser conscientes de que el heliesquí nos exigirá un fuerte desgaste físico y no tendremos tiempo para pararnos a tomar algo, cosa que tampoco querremos hacer cuando
comencemos a disfrutar.

El Heliesquí es un deporte de riesgo y como tal precisará que todos aquellos que se decidan a practicarlo dispongan de un nivel técnico medio, como mínimo, o superior. El objetivo del Heliesquí es ofrecer al esquiador zonas vírgenes, para que las explote a su antojo. Esto es, desde luego, una gozada para quienes saben disfrutarlo, pero puede convertirse en un calvario para el esquiador novato. Actualmente ésta es una actividad con pocos adeptos, el nivel de esquí requerido la convierte en una modalidad algo elitista y, por supuesto, nunca apta para la masificación. Todo esto hace que sea considerado como un deporte de aventura, a la disposición de gente inquieta y que tenga ganas de descubrir nuevas sensaciones.

Descender por una cumbre intransitada, supone el no conocer de antemano cuáles son las características de la nieve que nos vamos a encontrar. Por ello los esquís que llevemos deben responder correctamente a todos los tipos de terrenos posibles. En este sentido lo más lógico es decantarse por unas tablas todo terreno; el mercado nos ofrece los denominados Freerider para el esquí fuera de pista. Se trata de esquís más anchos de espátula, patín y cola. Conservan las cotas carving para asegurar la conducción pero, al tener una mayor superficie,
permiten mayor flotabilidad sobre todas ellas.

Las bajadas vertiginosas no están al alcance únicamente del esquiador tradicional, también algunos apasionados del snowboard que deberá responder con rápidos reflejos y con movimientos técnicos. Sin lugar a dudas el Helisnow es el Snowboard en estado puro.

El servicio está disponible en estaciones como Baqueira Beret, Panticosa, Candanchú y Astún. En el Sistema Central, las estaciones de Navacerrada, Valcotos, La Pinilla y Valdesquí ofrecen también este servicio. En Andorra, la estación Ordino Arcalís ofrece la posibilidad de practicar heliesquí, aunque únicamente durante los domingos.

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